EUROPA
PRESS
18 julio
2019
Identifican
un 'truco' molecular de nuestros ancestros que puede estar provocando la actual
epidemia de obesidad
Un 'truco' molecular que evitó que
nuestros antiguos ancestros murieran de hambre podría estar contribuyendo ahora
a actual la epidemia de obesidad, según una nueva investigación de la Escuela
de Medicina de la Universidad de Nueva York que publica este martes la revista
científica 'Cell Reports'.
En los tiempos de inanición, explican los investigadores,
los animales tenían más probabilidades de sobrevivir si podían acumular y
estirar la energía almacenada. Incluso si un animal se aseguraba un raro
banquete, la evolución le favorecía al almacenar el exceso de combustible como
grasa, ante la posibilidad de una rápida vuelta a la falta de alimento.
"Descubrimos un mecanismo anti-hambre
que se ha convertido en una maldición en tiempos de abundancia porque considera
que el estrés celular creado por comer en exceso es similar al estrés creado
por la inanición, y frena nuestra capacidad de quemar grasa", advierte la
autora principal del estudio, la doctora Ann Marie Schmidt, doctora de
Endocrinología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.
El estudio revela que la función natural de una proteína
llamada RAGE en la superficie de las células grasas es detener la
descomposición de la grasa almacenada frente al estrés. Su existencia puede
explicar en parte por qué el 70 por ciento de los adultos estadounidenses
tienen sobrepeso o son obesos, según la Asociación Americana del Corazón (AHA,
por sus siglas en inglés). En marzo de 2017, la AHA anunció una subvención para
ayudar a los investigadores a encontrar explicación al "freno
metabólico".
Los fondos de la AHA siguieron a un estudio de 2016 en el
que se descubrió que los participantes de 'America's Greatest Loser' (un reality show estadounidense de competición para perder
peso) recuperaron sus kilos perdidos una vez que terminó el programa. ¿Por qué
sus metabolismos se detuvieron ante la pérdida de peso, como si sus cuerpos
estuvieran empeñados en volver a la obesidad?
Según los autores, la forma más eficiente para que la
evolución creara un mecanismo anti-hambre era a
partir de sistemas antiguos que ayudaban a los animales a usar alimentos para
obtener energía celular y recuperarse de una lesión. También se conectó a estos
mecanismos primarios la hormona adrenalina, que señala la conversión de la
grasa en energía cuando los animales huyen de los depredadores o para generar
calor en el cuerpo cuando se enfrían.
Esta convergencia, a través de las mismas proteínas de
señalización, significa que RAGE puede bloquear la 'quema' de la grasa que se
requiere cuando nos morimos de hambre, nos congelamos, nos lesionamos, entramos
en pánico o, irónicamente, comemos de más.
De acuerdo con el nuevo estudio y los experimentos
realizados en otros lugares en tejidos humanos, RAGE se activa con los
productos finales de la glicación avanzada (AGE), que
se forman cuando el azúcar en la sangre se combina con proteínas o grasas, la
mayoría de las veces en pacientes ancianos, diabéticos y obesos. Otras
moléculas también activan RAGE, como las que se liberan cuando las células
mueren y derraman su contenido en espacios intracelulares en respuesta al
estrés.
Una posibilidad inquietante, dice Schmidt, es que muchas
proteínas y grasas han venido a activar la ruptura de RAGE a medida que se
deforman y acumulan (como oligómeros tóxicos) en
personas que comen más que sus ancestros.
El estudio actual descubrió que la eliminación de RAGE de
las células de grasa hizo que los ratones ganaran hasta un 75 por ciento menos
de peso durante los tres meses de alimentación con alto contenido de grasa, a
pesar de cantidades iguales de consumo de alimentos y actividad física, que los
ratones con el RAGE en marcha.
El trasplante de tejido graso que carece de RAGE en ratones
normales también disminuyó el aumento de peso al ser alimentados con una dieta
alta en grasas.
En ambos grupos de experimentos, la eliminación de RAGE de
las células de grasa liberó los mecanismos de frenado que restringían el gasto
de energía. Una vez liberado, el gasto de energía aumentó, contribuyendo a la
reducción del aumento de peso corporal en ratones con la dieta grasa.
El nuevo estudio complementa el descubrimiento del equipo de
compuestos experimentales que se adhieren a la 'cola' de RAGE. Desde allí,
evitan que rechace la acción de la proteína quinasa
A, un actor clave en la reacción en cadena que termina con una proteína llamada
UCP1 que convierte la grasa en calor corporal.
El equipo de investigación planea, una vez que optimicen el
diseño de estos "inhibidores de RAGE", examinar si los agentes pueden
evitar que los pacientes de cirugía bariátrica y los
que se someten a regímenes médicos de pérdida de peso recuperen la pérdida del
mismo.
Los investigadores destacan que RAGE es mucho más activo
durante el estrés metabólico (por ejemplo, morir de hambre o comer en exceso)
que en la función diaria, lo que sugiere que se puede interferir de manera
segura a través de los medicamentos, según los autores.
"Debido a que RAGE evolucionó fuera del sistema
inmunológico, bloquearlo también puede reducir las señales inflamatorias que
contribuyen a la resistencia a la insulina que impulsa la diabetes, dice
Schmidt. Además, tales tratamientos pueden disminuir la inflamación de todo el
sistema relacionada con el riesgo de aterosclerosis, cáncer y enfermedad de
Alzheimer".